::::::: FRO BAR :::::::

Esos jueguitos de infancia que traían (y deben traer hasta el día de hoy) muuuuchos problemas a pololos y pololas.

Me parece que el nombre de la aplicación era "Love Calculator". En qué consistía el asunto: Uno le mandaba por mail el juego al pololo/a, amigo, persona que te gustaba. A ésta, se le abría una página con unos pequeños espacios rectangulares enumerados del 1 al 5. La idea era colocar en orden decreciente, las personas que te gustaban y el juego te entregaba el porcentaje de compatibilidad. Hasta ahí, una simpleza bastante entretenida. Hoy en día sería un juego muy fome, pero en esos entonces no estaban los jueguitos de Facebook y en verdad eso era de lo más choriflai que había.

Hasta ahí todo bien.

Pero resulta que la aparente inocencia de la calculadora del amor, escondía una pequeña, pero letal bromita....

...El pobre incauto escribía esos nombres uuuultra secretos de sus amores y apretaba "OK" y automáticamente ese mail se reenviaba a la persona que lo había mandado en un principio. Esto no hubiera sido tan terrible si hubiese pasado piola, pero Love Calculator se encargaba de decirte "AJAAAAAAA CAGASTEEEEE; AHORA LA PERSONA QUE TE MANDÓ ÉSTO VA A SABER TODOOOOO". Es así como descubrí en esa época (en el colegio), que mi pololo me ponía el gorro, ya que en el número 1, salía el nombre de otra niña....fuerte. Hasta ahí llegó el asunto no más.

Esto me lleva a recordar, otro jueguito "inocentón" de la misma calaña, que calculaba tu nivel de "perversión", o de "cachondería" o "potencia sexual", no me acuerdo bien que era. El tema es que te hacía responder preguntas del tipo "te gustan los hombres o las mujeres", "has tenido fantasias con alguien de tu mismo sexo", "te depilas ahí abajo", etc., redondeando, cosas MUY personales.

Fue con ese juego que una niñita de séptimo básico vio su vida destruida cuando, sin cachar una, respondió que se masturbaba más de 1 vez al día, información que se esparció como plaga a lo largo de todas las generaciones. Así como mi pololeo se acabo, la estadía de la niña símbolo del auto placer en mi colegio, se terminó.

Fuerte. He dicho