No me había atrevido a usar los estacionamientos para bicicletas del Metro, porque me imaginaba que iba a llegar e iban a estar todos ocupados y ahí se complicaba la cosa, tener que optar entre dejar la cleta con cadena en la calle o devolverme a mi casa a dejarla, atrasarme y terminar enchuchada. En fin. Me tiré. Pesqué a Tiburoncito y nos enfilamos hacia la estación Cristóbal Colón de la línea 4, que queda relativamente cerca de mi casa. Me di cuenta que los estacionamientos no estaban llenados ni a la mitad. Le pregunté al tipo si siempre era así y me dijo que sí, que muy pocas veces se llenaban más que eso y que de hecho, desde que los abrieron, no se habían llenado nunca. Quizás es porque hay que pagar, son $200 por 5 horas y $300 si se deja todo el día. Me parece que se pueden dejar durante la noche, pero eso tiene otro precio. El tipo te pide tu carnet y te entrega una papeleta con los datos tuyos y de tu bicicleta, que luego dejan colgada en una jaula individual, cerrada con candado. Uno puede dejar junto con la cleta, el casco, cadenas y todo lo que tenga que ver con "accesorios adhock". Cuando uno la quiere retirar, entrega el papelito en la boletería del Metro, paga, y entrega la boleta y el papelito de vuelta al guardia del estacionamiento, quien te devuelve il vihículo. Tenía que escribir la experiencia, porque encontré que era lo más cómodo del mundo. Saludos!
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1 comentario:
Oh wena!! Me gustó el relato, no había escuchado a nadie que hubiera usado los estacionamientos de cleta del Metro, excelente entrada Frou ;)
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